2014
Boletín del Proyecto Antawa
Edición Especial
Uniendo a los amigos de la Antártida.
Relato sintetizado, extraído de los apuntes de mi Diario Personal, que llevaba cuando inverné en la Base de Ejército Argentino “Esperanza” Año 1969.
Recordando.....
El día 22 de Julio del presente año 2006 se cumplieron 37 años de la Patrulla que realicé estando invernando en la Base de Ejército “Esperanza”.
Salimos el día 22 de julio a las 08,25 horas. Regresé a la misma el 31 de Octubre a las 10,45 horas. cumpliendo 101 día fuera de ella y realizando tareas como Topógrafo y de Geodesia Astronómicas
Determinación de puntos Trigonométricos de 1er orden en distintos lugares de la Tierra de San Martín, por medio de observaciones de estrellas.
La patrulla estaba compuesta por el suscripto como Jefe de Patrulla, Sargento Primero de
Infantería Fernando Matheu, Sargento Primero Mecánico Motorista Carlos Illianes y Sargento de Infantería Topógrafo Silverio Rodríguez.
Al igual que todas las patrullas que nos antecedieron y precedieron, nuestro habitat natural fueron los refugios instalados sobre nuestra ruta de marcha, a la intemperie, utilizando las pequeñas carpas de la época o donde nos sorprendiera un amigo común de los patrulleros.
Los temporales o toda las otras variedades de contratiempos meteorológicos a que nos tenía sometido esta niña tan bonita y caprichosa que se llama Antártida.
Medio de traslado: dos vehículos Snow Cat, con trineo de arrastre, dos trineos “Banana”
y los consabidos skies, que nunca aprendí a usar, siempre frenaba con la “cola”.
Y así me vieron mis amigos y camaradas de la Base cuando regresé.
Con esa manera tan especial dedemostrar sus afectos que tiene el antártico. Colgaron de la puerta de mi dormitorio ese hermoso presente de amistad y que he guardado con mucho cariño, en honor a cada uno de ellos.
Edición especial:
Relato sintetizado, extraído de los apuntes del Diario Personal, que llevaba Edie Duré, cuando invernó en la Base argentina “Esperanza” en el año 1969.
Con autorización del Autor.
Como práctica a lo que sería nuestra gran experiencia en el Continente Blanco, había realizados algunas patrullas, de las manos de Antárticos experimentados y veteranos del Polo Sur, como lo eran el Cabo 1ro Carpintero,"Manco" Alfonso, Sargento Ayudante del Arma de Artillería, Topógrafo Roberto Humberto Carrión y el Teniente 1ro, Arma Comunicaciones, Adolfo Goetz, unos verdaderos grandes en la epopeya de la afirmación de nuestra Soberanía en el sector Antártico Argentino.
Yo siempre digo de estos señores, que son unos hidalgos caballeros sin armadura, que recorrieron y fueron pioneros de la brava Antártida, junto a otros bravos antárticos, que escribieron con su
sacrificio la Epopeya Antártica.
Con ellos, participaba en patrullas, a la Tierra de “San Martín” o Península “Antártica” o a refugios
cercanos como el Martín de GÜEMES; a sólo 12 Kms. de la Base, que con tiempo bueno resultaba un hermoso paseo, por el imponente MonteTaylor, con su blanca cresta apuntando al firmamento y que circundaba parte de la ruta al refugio con el nombre del Héroe de Salta.
El "Glaciar" con su vista al mar y que servia de pista de aterrizaje de los aviones que llegaban del
Continente o de Bases cercanas como Petrel. De izquierda a derecha:
Sargento Conductor Motorista
Mario Alberto Jerez.Sargento 1ro de Infantería Nicolás Suarez,
Teniente 1ro de Comunicaciones Adolfo Goetz (*)
Experimentado antártico, primer Jefe de la Base Doctor Sobral.
Fundada el 02 de abril de 1965
La "Pampa del Colchón", el azul del límpido cielo, que aparte del conocimiento de la zona, era de aprendizajes para las patrullas futuras que teníamos previsto realizar.
Aprendí que estas patrullas, se diferenciaban sustancialmente de las consabidas maniobras que se realizan en el Continente firme.
En la Antártida, el olvido de los fósforos o del combustible, o no preparar el cofre con los víveres de acuerdo a lo que establece el "Manual del Antártico", que dice entre otras cosas muy importante lo siguiente:
"Cofre de racionamiento: 30 días una persona, dos personas 15 días".
Estos olvidos pueden significar la muerte o un gran dolor de cabeza.
Con los integrantes de la Patrulla y con el asesoramiento de los camaradas veteranos,
(Carrión, el Manco,
el Suboficial Mayor José Manuel González,
el Sargento Ayudante Canosa,
Sargento 1ro, Mecánico Radiotelegrafista
César Bernardino Centurión,
Sargento Luque,
Sargento 1ro de Infantería Nicolás Suárez), revisábamos la cartografía y estudiábamos las distintas rutas, las principales con el invierno
encima, y por supuesto las más seguras y las de alternativas, en el caso de que la patrulla se extendiera más de lo previsto y fuera sorprendida por la llegada de algún frente cálido, que derritiera los puentes de las grietas, o pusiera "gomosa" la superficie de la "Bahía Dusse", especialmente al
regresar por la misma ruta.
El día 9 de Julio, fecha Patria, festejamos con el izamiento de la Bandera Nacional, el Canto del Himno Nacional Argentino y un rico chocolate caliente con facturas que habían preparados el Sarg Cocinero Juan Carlos Villarroel y su Ayudante, el Cabo 1ro de G.N. Alfonso Alberto Franzoy.
Fue una ceremonia sencilla, pero muy emotiva, porque allá lejos, en el Continente Blanco, los héroes de Mayo y de Nuestra Independencia, eran recordados en todas las Base que nuestro País tiene en el Sector Antartico.
No importaba el frío o las inclemencias del tiempo, nuestros Próceres recibían su merecido homenaje de hombres que cumplían el Sagrado deber con la Patria, que era la de reafirmar la Soberanía Nacional en el Territorio Antártico.
Nos emocionaba ver subir la bandera al tope del mástil, cantando la marcha "Aurora", verla ondear
pesadamente porqué había nevada y al poco tiempo nuestra enseña patria, estaba rígida, congelada, iluminándonos con sus colores celeste y blanco, como queriendo decirle al cielo, "ya que tú no te muestra, aquí estoy con tus colores".
La salida estaba prevista para el día 22 de Julio de 1969, en plena temporada invernal.
Ello nos brindaría mayor margen de seguridad.
Los puentes de hielo sobre las grietas estarían más sólidos, cubiertos por espesas capas de nieve endurecida, lo que facilitaría nuestro desplazamiento en la navegación.
El día sábado 19 de julio, sale una patrulla adelantada con dos trineos tirado por perros, comandada por el jefe de la Base, Teniente 1ro Cesar Veronelli, el Cabo 1ro Alfonso, Oscar Roberto, (el Manco Alfonso), experimentado Antartico (*) y conductor de trineo tirado por perros.
El Cabo 1ro Rodríguez, Víctor, Mecánico de radio y el Sarg. Mecánico Motorista Gabriel Luque, para explorar la Bahía Dusse, ya que con las temperaturas altas que se han dado en el Sector, los hielos posiblemente se encuentren agrietados en la parte de mar congelado.
Ellos eran la avanzada que controlaría el estado de nuestra ruta hasta el Refugio "Cristo Redentor", que se encuentra en la margen opuesta de la Bahía "Dusse".
Los integrantes de la patrulla, aparte del suscripto, eran: Sargento primero de Infantería, Fernando Ángel Matéu, conducía el Snow Cat guía cono navegante.
Yo iba de acompañante y como Jefe de patrulla. Sargento primero Mecánico Motorista Carlos Eduardo Illanes, conducía el segundo vehículo,
acompañado por mi amigo y hermano de siempre el Sargento de Infantería y Topógrafo Silverio Rodríguez, al que todos llamábamos cariñosamente "Pichichú".
Los vehículos llevaban trineos de arrastre y víveres y combustible para 60 días.
El día de la partida, se realizó como estaba previsto, el 22 de julio de 1969, la Base, temprano cobró vida, los vehículos estaban dispuestos para la marcha con dirección al glaciar.
Eran dos de los llamados "Gatos de la Nieve", con su correspondiente trineo de arrastre, cargado con los elementos necesarios para estar treinta días, realizando diversas tareas como ya se mencionó, de geodesia Astronómica,
debíamos realizar me diciones de estrellas en tres puntos diferentes de la helada sabana blanca, que cubría la superficie de la “Tierra de San Martín".
El Cerro "Olga", El Cerro. "Bardas Coloradas" y otro en la proximidad del Refugio "Cristo Redentor"
Todos colaboraban y nos deseaban suerte, con abrazos emocionados nos despidieron y en esos rostros curtidos por el implacable clima antártico, cubiertos por espesas barbas, se alcanzaban a percibir algunos ojos húmedos, imaginaban lo duro de nuestras tareas, y los innumerables sacrificios que deberíamos realizar, sin contar de los peligros diarios a los que estaríamos expuestos.
(Extravío, grietas, viento blanco, temporales), sólo, serian algunos.
Ellos, veteranos de varias campañas, bien que lo sabían y nos acompañaban con buenos deseos e intenciones.
¡Antártida, cómo cambia a los hombres!
Que hasta yo sentía un nudo en la garganta.
Muy temprano con la Cruz del Sur, sobre nuestras cabezas, siendo las 8 y 25 horas, salimos de patrulla a efectuar las determinaciones astronómicas de los puntos topográficos.
Así, emprendimos la marcha hacia lo desconocido.
Los perros atados a la maroma, también nos despedían con alegres ladridos, ellos nos reconocían, pasábamos bastante tiempo junto en la tarea de alimentarlos y cuidarlos.
Eran muy cariñosos y ese afecto nos reconfortaba y nos ayudaba, hoy se dice que es una buena terapia el afecto de los animales.
Por la experiencia obtenida en el Continente Blanco, creo que no se equivocan.
Quiénes tuvimos la suerte de conocer y tratar a esos nobles y bravos animales, los perros antárticos.
Sabemos de su afecto y de su lealtad.
¡¡Cuántas vidas se salvaron en las patrullas por confiar en ellos!!
A medida que avanzábamos, en lenta marcha, el segundo vehículo pisándole las huellas al primero, íbamos descubriendo un paisaje hermoso, inigualable, daba la sensación de estar en otro planeta, ¡no, en otro lugar del planeta!.
En la primera jornada, hicimos doce Kms. ¡¡¡Una barbaridad!!!
Llegamos a las 10,00 horas al refugio Martín de Güemes, (63°30´ Latitud Sur. 57°10´ Longitud Oeste) atravesando la "Pampa del Colchón", nombre que ha recibido, por la gran cantidad de nieve que en ella se deposita, cambiando al igual que otros lugares de la Antártida, la toponimia del lugar,
solamente de un mes a otro.
Este refugio, bastión de la Soberanía Argentina en el Continente Blanco, no se diferenciaría sustancialmente de los otros refugio que encontraríamos a lo largo de nuestra marcha por la sabana helada de la Tierra de San Martín.
Era pequeño, no más de doce o quince metros de superficie, altura aproximada de dos metros a dos metros veinte centímetros, cuadrado, constaba de un pequeño hall de entrada que servía de cuarto de comunicaciones, cocina y estar.
Esta se comunicaba con un pequeño dormitorio que tenía tres pares de camas tipo cucheta.
El cielorraso, estaba cubierto por mantas cuartelera, y el piso supongo que seria de cemento, por que al momento de la visita el dormitorio tenia pié de hielo de unos 20 cm, que nunca pudimos eliminar.
Esta pequeña construcción estaba recostada sobre la falda de un pequeño cerro, que por supuesto y como no podía de ser de otra manera estaba recubierta de nieve y hielo.
En él, sabíamos buscar piedras con fósiles que contuvieran restos de una era tropical en la Antártida.
Al sur, una extensa planicie que se comunicaba con la Bahía "Dusse".
Al norte, pasando por la "Pampa del Colchón", el Glaciar y más allá la "Base de Ejército Esperanza", que por mucho tiempo no veríamos.
En la "Pampa del Colchón", observé un fenómeno de la naturaleza que no volví a ver en ningún otro lugar de la Antártida o el Continente.
Las nubes que eran parte del cielo límpido y azul radiante, tenían formas por demás raras, parecía que se reflejaban en un gran espejo horizontal, daba la sensación de estar mirando dos cielos, las nubes tenían variadas formas y parecían que estaban opuesta por el vértice, por decirlo de alguna manera y relacionarlas con figuras conocidas de geometría, ya que tanto a la izquierda como a la derecha, abajo o arriba, sus formas eran iguales y semejantes, de una blancura sin igual, algunas parecían rombos,
otras espirales, más allá algunas con apariencia de tromba marina y cuantas más que sería muy largo de enumerar.
¡Que espectáculo hermoso!.
Solamente la Antártida en este bendito planeta puede brindar semejante vista.
En el refugio dejamos algunos víveres, levantamos dos tablones pasa grietas, a las 11,45 hs, seguimos nuestro camino dejando ese pequeño fortín antártico, bastión de civilización, enclavado en la hermosa y agresiva naturaleza del Continente Blanco.
A este refugio, ya lo hablamos visitado en el plan de práctica, mantenimiento y conocimiento de la zona circundante de la Base, y lo habíamos acondicionado para recibirnos en esta oportunidad, con los víveres renovados, combustibles y enseres varios.
El sol, por suerte nos acompañó durante su corta trayectoria de su órbita en el espacio, ya que pronto sería devorado por las negras fauces de la prematura noche.
En la Tierra de San Martín, zona de influencia de la Base de Ejército Esperanza, si bien las noches no tienen la duración de las Bases próxima al Polo Sur, sus días son bien cortos en invierno, la luz solar,cuando al astro Rey se hace presente, se daba desde las 11,00 a las 15.00 horas aproximadamente,a partir de esa hora la noche se adueñaba de la zona.
El sol realizaba su órbita diaria sobre el horizonte, lo que llamábamos órbita circumpolar.
No sin temor, cruzamos la Bahía "Dusse", congelada, en su mayor parte por hielo sólido en pleno invierno.
Su ancho era de unos 25 Km. de ancho por 17 Km. aproximado de largo (63°32´ Latitud Sur. 57°15´ Longitud Oeste)
Seguimos las huellas dejadas por los trineos tirado por perros.
Previamente la patrulla anterior, había tenido la preocupación de marcarnos la ruta, encontramos en la orilla de la Bahía una grieta enorme, donde según comprobamos se dio vuelta un trineo, gracias a Dios, sin consecuencias, a las 13,00 horas debemos desviar el camino porque las grietas no nos permiten pasar, los trineos pasaron por ser más liviano, a las 15,05 horas llegamos al refugio “Cristo Redentor” con los nervios en tensión, ya que Matheu, metió un pie en una grieta y quedó colgado, pudimos sacarlo con relativa facilidad.
Nos encontramos con la patrulla que nos precedió en el refugio Inglés "View Point”.
Próximo a él se encontraba otro refugio Argentino; el "Cristo Redentor", (63°33´ Latitud Sur. 57°22´ Longitud Oeste) en el cual, hicimos noche, junto a la patrulla de los trineos con perros, al mando del Jefe de la Base Teniente Primero de Caballería Julio César Veronelli, dando por finalizada la jornada.
Éste no se diferenciaba del Güemes, su superficie era de aproximadamente 12 mts2.
Como se ve, era pequeño, el dormitorio con las camas tipo cuchetas, cocina, unos poquitos muebles.
El piso tenia "Pié de hielo" de aproximadamente 20 cm, duro como la roca granítica.
Su alacena estaba completa devíveres y tambores de combustibles en sus inmediaciones.
Estuvimos conversando hasta alta hora de la noche, los que quedaban, los integrantes de la Patrulla Nro 1.
Nos daban mil y una recomendaciones, que trataba de retener y atesorar para cuando llegaran a hacerme falta, el "Manco Alfonso, insistía en que tuviera mucho cuidado con las grietas y en donde ponía el pie, que no dejáramos de escoplear, que no nos confiáramos de la Antártida, que es muy linda, que es muy cautivante, pero también muy traicionera y muchas cosas más, recomendaciones que a pesar del largo tiempo transcurrido, valoro y agradezco, por que el haberlas tenido en cuenta, permite que hoy relate esta patrulla y haber regresado sano y salvo a la Base.
El Jefe de la Patrulla Nro 1 y Jefe de la Base Teniente Primero Veronelli, nos desea suerte y éxito en nuestra misión y que tomemos todas clases de precauciones en la marcha.
Este Jefe, era y es un experimentado antártico.
La suerte nos seguía acompañando.
El día se presentaba hermoso en la tercera jornada, el día 23 de julio.
A las 09,30 después de desayunarnos, nos despedimos de la patrulla, comandada por el Jefe de la Base Tte. 1ro Veronelli, ellos quedarían en el refugio para realizar reparaciones y mantenimiento, esa era la razón de la presencia de Alfonso, para realizar trabajos de su profesión, carpintería, y también porque era el mejor conductor de teems de perros con que contaba la Base, por el manejo que tenia con los animales y en especial con el perro guía.
Con los deseos de éxito, nos despedimos con un fuerte abrazo con cada uno de la Patrulla Nro 1, e iniciamos la marcha hasta nuestro próximo lugar de trabajo.
Rumbo 240°
El astro rey, nos iluminaba y nos acariciaba con sus tenues rayos, que si bien, no evitaba que sintiéramos el rigor del gélido ambiente, nos hacía sentir muy optimistas.
El sol, se reflejaba en el amplio manto blanco y destellos de plata brotaban de los cristales de hielo, que impedían que fijáramos la vista en algo en particular, a pesar de llevar puestas las antiparras o anteojos oscuros, para atenuar los reflejos de la bruñida superficie.
A las 10,15 hs, ingresamos en la Cuesta "Paso Obligado" y empezamos a abrir bien grandes los ojos.
La zona en la que nos movíamos o navegábamos, era mala, algunas grietas se insinuaban y eso nos tenían preocupados, de tal manera que los vehículos avanzaban a paso de hombre, una suave pendiente ascendente se empezaba a manifestar, lo que hacia que el esfuerzo fuera mayor.
A los efectos de ir marcando el camino de marcha, iba "encordado", (atado al vehículo con una gruesa cuerda) al vehículo guía, "escopleando" o sea tocando a derecha, izquierda y al frente la zona próxima a pisar, con una vara de aluminio que tenia una pequeña paleta en la punta, llamada escoplo, si había una grieta disimulada y el escoplo se hundía, debíamos parar, el que tenía la misión de "escoplear", debía pararse en la zona dudosa y hacer presión con el pié primero y luego con pequeños saltos para determinar el grado de resistencia de la nieve hielo que cubría la grieta.
Si pasaba un hombre caminando sobre ésta, pasaba el vehículo, caso contrario no había más remedio que colocar los tablones para que éstos pasaran o a veces dar un largo rodeo para evitar la grieta.
La zona era de mucho cuidado, pero no por ello menos hermosa, estábamos caminando el famoso e imponente Antartandes (la cordillera Antártica ), el sólo pensarlo nos llenaba de orgullo, ya que pocas personas han tenido ese privilegio.
Muchos podrán decir, viajé a tal o cual lado del mundo y observé maravillas: pero son pocos los que podrán decir;
"Caminé parte la Antártida, caminé algo de los Antartandes y me parecía que estaba en el Reino de Dios".
No se observaban grandes montañas rocosas, con sus imponentes picos nevados, como se podría suponer al estar navegando por esa zona cordillerana de la Antártida, y no se observaban, por que todas estaban cubiertas totalmente de nieve y nos permitía ascenderlas y descenderlas sin problemas con los vehículos, por que esta nieve era una especie de rampa que permitía el desplazamiento de los fabulosos "Gatos de la nieve".
Entre pico y pico (morenas) de estas montañas cubiertas, había grandes planicies totalmente cubierta de nieve, que los siglos y siglos han ido acumulando entre ellos, dando la sensación de estar en un sólido mar blanco, porque el blizzer o viento de superficie, levanta pequeñas crestas de nieve, que parecen olas congeladas al que llamamos sastrugi..
En la tarea de escoplear había reemplazado a mi amigo Silverio Rodríguez.
Siempre “encordado”.
A eso de las 12,10 horas pasamos cerca del cerro "Teodolito".
Al tomarme un respiro, dirijo la vista al frente, serian como las trece horas, llevábamos varias horas de marcha, era mi intención llegar con la patrulla hasta el próximo refugio "Abrazo de Maipo" (63º27´de latitud Sur y 57º30´de longitud Oeste), para hacer noche, armar las carpas, acondicionar los vehículos y preparar la cena, la única comida del día, aparte del desayuno.
Como decía, dirigí la vista en la dirección de la marcha, observando fascinado lo imponente del paisaje, (y sin descuidar las grietas, que eran enormes) y allá a lo lejos, casi al final del Cerro "Puntilla", distinguí unas "morenas", (piedras negras que emergen en la superficie cubierta de nieve, yo siempre he sostenido que eran crestas de montañas sumergidas en el hielo) y en sus inmediaciones unos puntos que se movían.
¡No! ¡No puede ser!. Posiblemente sea a causa de la reverberación, tan común en esas latitudes, -espejismo que le dicen -, dudé en principio, a pesar de que en ese entonces tenia muy buena vista, y lo comenté al resto del grupo.
Un coro de risas, recibí como respuesta.
¡Quizás me equivoqué! pensé, un poco abochornado.
Seguimos nuestro camino, atento siempre a él, pero sin dejar de observar el horizonte.
En cierta forma las risas estaban justificadas ¿a quién se le ocurriría pensar que en esa parte del mundo pueda haber seres vivientes, aparte de nosotros?.
Ni animales ni humanos.
Esto lo digo para conocimientos de aquellos que no tienen la suerte de conocer la Antártida, y más aún de haberla caminado.
Es un hecho totalmente inédito el que una patrulla, se pueda encontrar con otra, en la zona en la que se está navegando.
Con las Bases de las otras Fuerzas (Marina o Fuerza Aérea), no hay comunicación vía terrestre, solamente, a través del mar o aérea.
Con las extranjeras, no las había en la proximidad y la que se encontraba a más o menos mil metros de la Base Esperanza, estaba deshabitada y pertenecía a los Ingleses, “Trinity House”, se llamaba.
También por versiones de veteranos antárticos se le denominaba a esta Base inglesa “Base “D” y otro nombre que no recuerdo.
Serian como las catorce horas, el sol lentamente empezaba a desaparecer, tras el imponente cordón montañoso.
Allá a los lejos, nuevamente los puntos que se mueven, ya no tengo dudas, la visión con los prismáticos me lo confirma.
Son personas.
Comunico al resto de la patrulla lo que he visto, ya no hay risas, tratamos en lo posible de apurar el paso.
A medida que avanzábamos, apreciamos con más nitidez el contorno de las figuras sobre el faldeo de la montaña.
Comentarios diversos se suceden, interrogantes que quedan flotando en el gélido aire del Antartande.
(Andes Antárticos), sabemos que la cordillera de los Andes, columna vertebral que forma frontera natural con el país vecino de Chile y Bolivia, se sumerge en el mar austral del Drake y emerge en la Península Antártica, con el que toma el nombre de “Antartandes”.
Patrulla Argentina, no podía ser, éramos los únicos fuera de la Base.
A medida que nos Íbamos acercando, divisamos un grupo de hombres, uniformes marrones, los nuestros eran de color naranja, gesticulaban, se movían inquietos alrededor de lo que parecía un arco y dirigían la vista en nuestra dirección.
Ellos también nos habían visto, y a no dudarlo, se estarían haciendo las mismas preguntas que nosotros.
Me daba la sensación que también a ellos, les extrañaba nuestra presencia
Estaban reunidos, alrededor de una “pluma”, construida con pesados maderos y aparejos, esperando nuestro arribo.
Nos recibieron con expresiones de alegría y bienvenida.
Cuatro integrantes de la Base del Ejército Chileno Bernardo O'Higgins.
Después de las presentaciones de rigor, nos enteramos del motivo de su presencia en ese lugar - que por otro lado, estaba a la vista - un vehículo O Km. con su trineo de arrastre "fondeado” en una grieta profunda que posiblemente llegaría hasta el "infierno" y el vehículo había quedado suspendido
de un puente o balcón de hielo que tenia la grieta, que era de la que se denominan tipo “copa”, ancha arriba, y angosta abajo.
En este tipo de grieta, si se tiene la mala suerte de caer, existe una posibilidad de salvarse.
En la otra, de “V” invertida, angosta arriba, ancha abajo, las posibilidades son casi nulas.
Se encontraban distantes unos treinta Kms. de su Base.
Les convidamos unos mates, que no sabían tomar y que les cebaba Rodríguez, ellos nos convidaron con unos vasos de "néctar con pisco", muy bueno, pero sumamente peligroso en la soledad de la Antártida y más aún, cuando se sale de patrulla.
Las bebidas con el frío, no pierden su graduación alcohólica, pero suavizan mucho su sabor, lo que permite que se las ingiera con más facilidad, y en ello radica su peligro, porque adormece y el frío hace el resto.
Las explicaciones sobran.
Trataban de sacar en la forma más rudimentaria, músculo y algunos aparejos.
Un vehículo con su trineo de arrastre que se había "fondeado" en una grieta tipo "copa", (ancha en la boca, angosta en el fondo) hacía aproximadamente dos meses atrás.
Sin perder más tiempo, por que la noche avanzaba y debíamos aprovechar la poca luz del día que aún quedaba, disponemos ayudarlos, y nos pusimos mano a la obra, sacamos las cuerdas, las amarramos a los dos vehículos nuestros y con mucho entusiasmo y no poco esfuerzo, liberamos el "Snow Cat" O Km.
Que estaba más próximo a la superficie, y que esa invernada estrenaban los hermanos chilenos.
La noche se había hecho dueña del lugar, y a pesar de que la señora luna nos proveía de bastante luz, porque se reflejaba en la brillante superficie cubierta de hielo y nieve, decidí, previa consulta con el resto del grupo, dejar la tarea para el día siguiente.
En el transcurso nos enteramos, de que estaban acampando al otro lado de la montaña, y que el traslado de la pluma, elementos de dormir, víveres y combustibles, habían sido traslados cargado en un trineo "banana" y a pie, por ello nos sorprendía no ver otro vehículo.
No querían arriesgar un segundo vehículo, en su intento por recuperar el “fondeado” en esa zona de grietas y de muy peligroso desplazamiento, como lo comprobaríamos más tarde.
Con la aclaración se diluyó nuestro interrogante, pero nos quedó un franco sentimiento de admiración por el enorme esfuerzo que les debe haber representado llegar con los materiales al lugar del accidente, distante aproximadamente dos horas del campamento Base.
La alegría y el agradecimiento demostrado por nuestros hermanos Chilenos, compensaron con creces nuestro esfuerzo.
Nos sentíamos reconfortados, haber podido ser útiles a nuestros semejantes en aquellas desoladas latitudes, ello colmaba nuestras humildes y más sanas aspiraciones.
La dotación chilena, pensaba con razón de que Dios existe, aún en aquellos lugares, porqué escuchó sus ruegos para solucionar un problema que era presente y se convertiría en un problema futuro, cuando regresaran a Santiago de Chile, con un vehículo menos y casi sin estrenar.
Para ellos, fuimos enviados por Dios, de otra forma, jamás lo hubieran podido sacar de esa cárcel de hielo y soledad, contando solamente con sus entusiasmos, una rústica y elemental "pluma y mucho pulmón".
Jesús dijo:
”El Reino de Dios, está en tu corazón y en tu alrededor, y no en mansiones, palacios o templos de piedras y maderas.
Corta un pedazo de madera o rompe una piedra y ahí estaré”.
A las 14,00 horas del día 24 de julio y acompañado de una patrulla chilena, salimos en caravana hacia nuestro destino, el cerro "Olga".
A las 16,00 horas llegamos y nos dispusimos a armar el campamento, instalamos dos carpas, en una, me encontraba con Rodríguez, en la otra Illanes y Matheu, previo despedir a nuestros hermanos chilenos.
Trazamos una zona de seguridad en la proximidad de las carpas y la senda hasta el cerro que
utilizaremos como base de observación, con banderines rojos atado a las cañas coligüe, por que hay grietas profundas en los alrededores ya que nuestra tarea será realizada durante la noche.
El campamento parece una feria de gitanos, por el colorido de sus banderolas, y las carpas color
naranjas al igual que los vehículos y nosotros, el fondo blanco de la nieve lo hace resaltar aún más,
en verdad parece algo de película
Rodríguez, cocina un rico guiso, con dados de jamón cocido y arroz, después de "devorarlo", lavo los platos.
No era que él supiera cocinar, sino, que era más atrevido que yo para esos menesteres.
Un gran amigo Silverio Rodríguez, un buen hermano antártico, siempre dije de él, “Un manso con carácter, para acompañar a un arisco, como yo”.
Es buenos reconocer las buenas y las no tan buenas, que son patrimonios de la personas
Es de Caucete. Provincia de San Juan.
Siempre sabía decir que “Caucete, era el ombligo del mundo, todas las cosas importantes, sucedían ahí”, por supuesto a ¡partir de su nacimiento...!!!
Si alguién sabe algo de él, agradecido.
Muchos días pasamos en ese lugar, treinta y cinco días en total, para realizar tres mediciones o programa de estrellas completa (por cada una debíamos determinar la latitud, la longitud, la declinación y la hora de la culminación, se requerían 6 observaciones, tres antes de que culmine y tres después de que hubiera culminado y había que realizar las tres observaciones en la misma noche)
Nunca pudimos hacer dos observaciones de estrellas en la misma noche, por los temporales que sorpresivamente se levantaban y nos obligaban a abandonar las lecturas velozmente, guardar y asegurar rápidamente los instrumento en carpa que teníamos en el puesto de observación.
Nos costó mucho esfuerzo y frío realizar el trabajo a conciencia y completar el programa de estrella.
Ello serviría para mediciones de arranque futura y determinar puntos trigonométricos, que servirían como punto de apoyo para futuros vuelos fotogramétricos, como ya mencione anteriormente.
Estábamos en el cerro que habíamos elegido como base de observación preparando los instrumentos para realizar lecturas de estrellas apenas oscureciera y las estrellas elegidas aparecieran en el firmamento por el Este, siendo las 13,50 horas, bajo con Illianes a preparar café, prender la radio y comunicarme con la Base, cuando siento los gritos de Rodríguez, indiciándome que vienen los Chilenos con dos vehículos.
El Capitán Carvacho y el Sargento 2do. Juan Marcarían Q. en uno, el Tte Roberto Valladares de R. y el Sargento 2do Misael Suárez H. en el otro.
Gran alegría entre todos, venían a buscarnos, a toda costa querían llevarnos a su Base.
Los Integrantes de la Base del Ejército de Chile O"Higgins", sorteaban muchos peligros e inconvenientes climáticos, para recorrer más de 30 km. y llegar hasta nosotros y ofrecernos su afecto y amistad y proveernos de verduras frescas, frutos del mar, de los que ellos tienen en abundancia y otros, como ser algunas latas de Pisco y Néctar (bebida sin alcohol, a base de variadas frutas, un manjar), como así también ese exquisito vino "San Pedrito", frutos de las mejores bodegas chilenas.
Esa distancia puede representar una jornada, si el día acompaña con sol radiante, libre de viento o ventisca o el consabido blizzer, (viento de superficie) o el famosos viento blanco, que permite una visual de apenas un metro, o si la patrulla es sorprendida por un temporal, tan frecuente e imprevisto, esta jornada se puede transformar en diez o quince días.
Ellos sabían de lo peligroso que podía ser organizar una patrulla para ir a visitarnos y a pesar de todo, lo hacían.
Nos apoyaron permanentemente mientras duró nuestra permanenciaen el Cerro “Olga”.
Demostrando con ello, que supieron ser agradecidos y solidarios, actitud, que valoré sobremanera..
Visitamos su Base y nos agasajaron, nos honraron con sus afectos y atenciones, poniendo de manifiesto la franca hospitalidad del hermano chileno.
Solamente el temple del hombre que ha caminado por esas inmensidades, que le ha permitido fortalecer su carácter, conocer su valor, podrá tener la humildad suficiente, para someterse con altura a la madre naturaleza y ser parte integrante de ella con mucho respeto y cariño.
Me despido de Uds. Con un fuerte y caluroso abrazo en Dios y en nuestras Patrias.
Muy atentamente:
Edie Daniel Duré:
Suboficial Principal (R.) Ejército Argentino
Especialista en Servicio Geográfico
Expedicionario al Desierto Blanco
edaniel_dure@yahoo.com.ar
edaniel_dure@hotmail.com.ar
antarticosargentinos@yahoo.com.ar
http://ar.geocities.com/antarticosargentinos/
Córdoba – República Argentina
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El señor Duré con enorme generosidad nos permite hoy brindár este relato de austera humildad, para mostrar lo que comunmente los medios periodisticos no encuentran de relevancia, y no disponen de espacio para estas notas, que solo llegan al corazón de personas que reconocen el valor inconmensurable de la vocación de servicio, de estos: por mi llamados, "MILICOS GAUCHOS"
, que siguen sumando sacrificios para la Historia grande de nuestra Patria, aunque los responsables de otorgarles los laureles correspondientes, sigan en una nube de gases malolientes, sin ver lo que ocurre.
El Director.